En pleno periodo estival, Bretones recuerda el estado del arenal de Luaña; exige responsabiliades y advierte que el consistorio no se hará responsable de los incidentes que puedan surgir en el aparcamiento de la playa.
El edil popular, Enrique Bretones, hace público una vez más el lamentable estado de la playa del Luaña y su entorno. Los hechos se remontan al año 2006, cuando comenzaron las obras de recuperación ambiental y paisajística, así como la mejora de playa, para recuperar su aspecto natural.
Una de las primeras medidas del proyecto, redactado a instancia del Gobierno Central, fue la prohibición de aparcar en la superficie de playa, para lo cual, se proyectó otro aparcamiento en las inmediaciones, un aparcamiento que a día de hoy, más que una mejora para los usuarios, no es sino un verdadero caos en los días de sol, por el “embotellamiento” que se produce en la zona, además de suponer un peligro para los usuarios.
Enrique Bretones, ha mostrado su descontento infinidad de veces, y reiterado sus propuestas ante la Delegación del Gobierno y la Demarcación de Costas, que depende del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, y ahora “harto de predicar en el desierto”, advierte que el ayuntamiento no se hará responsable de los daños que se puedan ocasionar derivados de una mala ejecución de obra, de la que el consistorio no es responsable.
Bretones ha afirmado en sus declaraciones, que si bien, es competencia municipal la limpieza y mantenimiento de la playa y su entorno, así como el servicio de salvamento marítimo, “y es por lo que respondemos”, insiste el edil, no es nuestra responsabilidad la mala praxis y pésima ejecución de una obra que ni siquiera ha sido recepcionada por el consistorio, y que desde el primer día presenta unas tremendas deficiendas,y que desde hace ya tiempo, suponen un riesgo para los usuarios, con infinidad de baldosas levantadas que generan enormes surcos.
Gastos para los vecinos
La obra de recuperación fue iniciada hace tres legislaturas, con la expropiación por parte del Ayuntamiento de una finca de propiedad particular, donada a Costas tras su adquisición en el 2002 para la realización del proyecto. Esta finca es hoy parte del actual aparcamiento, y el pago de la misma ha supuesto un «gasto de 79.000 euros para el Consistorio», recogido en el presupuesto de 2009, en concepto de pago del terreno y los intereses por la tardanza en la ocupación.
«No parece lógico», critica Bretones, «que los vecinos de Alfoz con sus impuestos, hayan tenido que pagar la expropiación de la finca que hoy es el aparcamiento», y que, además, tengan que correr con los gastos de mantenimiento y limpieza de toda la playa, parque y aparcamiento, así como la seguridad de la misma, pues supone un importante gasto para las arcas municipales, ya que para un gasto que supera los 40.000 euros, se recibe una subvención de 8.000 euros. Sin embargo, pese a haberlo solicitado, Costas no autoriza que el Ayuntamiento cobre por el servicio de aparcamiento a la personas de fuera del ayuntamiento como hacen en otros arenales, con el fin de ablandar el coste de mantenimiento y contratar a un desempleado para que coordine y controle el caos que se produce en el aparcamiento.
El edil popular, Enrique Bretones, hace público una vez más el lamentable estado de la playa del Luaña y su entorno. Los hechos se remontan al año 2006, cuando comenzaron las obras de recuperación ambiental y paisajística, así como la mejora de playa, para recuperar su aspecto natural.
Una de las primeras medidas del proyecto, redactado a instancia del Gobierno Central, fue la prohibición de aparcar en la superficie de playa, para lo cual, se proyectó otro aparcamiento en las inmediaciones, un aparcamiento que a día de hoy, más que una mejora para los usuarios, no es sino un verdadero caos en los días de sol, por el “embotellamiento” que se produce en la zona, además de suponer un peligro para los usuarios.
Enrique Bretones, ha mostrado su descontento infinidad de veces, y reiterado sus propuestas ante la Delegación del Gobierno y la Demarcación de Costas, que depende del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, y ahora “harto de predicar en el desierto”, advierte que el ayuntamiento no se hará responsable de los daños que se puedan ocasionar derivados de una mala ejecución de obra, de la que el consistorio no es responsable.
Bretones ha afirmado en sus declaraciones, que si bien, es competencia municipal la limpieza y mantenimiento de la playa y su entorno, así como el servicio de salvamento marítimo, “y es por lo que respondemos”, insiste el edil, no es nuestra responsabilidad la mala praxis y pésima ejecución de una obra que ni siquiera ha sido recepcionada por el consistorio, y que desde el primer día presenta unas tremendas deficiendas,y que desde hace ya tiempo, suponen un riesgo para los usuarios, con infinidad de baldosas levantadas que generan enormes surcos.
Gastos para los vecinos
La obra de recuperación fue iniciada hace tres legislaturas, con la expropiación por parte del Ayuntamiento de una finca de propiedad particular, donada a Costas tras su adquisición en el 2002 para la realización del proyecto. Esta finca es hoy parte del actual aparcamiento, y el pago de la misma ha supuesto un «gasto de 79.000 euros para el Consistorio», recogido en el presupuesto de 2009, en concepto de pago del terreno y los intereses por la tardanza en la ocupación.
«No parece lógico», critica Bretones, «que los vecinos de Alfoz con sus impuestos, hayan tenido que pagar la expropiación de la finca que hoy es el aparcamiento», y que, además, tengan que correr con los gastos de mantenimiento y limpieza de toda la playa, parque y aparcamiento, así como la seguridad de la misma, pues supone un importante gasto para las arcas municipales, ya que para un gasto que supera los 40.000 euros, se recibe una subvención de 8.000 euros. Sin embargo, pese a haberlo solicitado, Costas no autoriza que el Ayuntamiento cobre por el servicio de aparcamiento a la personas de fuera del ayuntamiento como hacen en otros arenales, con el fin de ablandar el coste de mantenimiento y contratar a un desempleado para que coordine y controle el caos que se produce en el aparcamiento.
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